miércoles, 27 de julio de 2011

Tantos años de mirarnos el uno frente al otro

De medir la distancia entre los ojos.
De medir la distancia entre las manos.
De sabernos distintos.
De querernos distintos.
De mirarnos las pecas
y las manchas del rostro.
De oler, hasta el cansancio,
dulce, agridulce, el uno,
sal y corteza, el otro.
Tantos años de hablar lenguas extrañas,
Tanta insistencia,
Tanta.
Tanto darnos la espalda.
Siempre distintos, agazapados, tirantes.

1 comentario:

Hécate dijo...

Escribe, no pares, como si la vida te fuese en ello; o quizás la vida era esto: Escribirnos, escribirte, escribirle a él, a ella, a todos los que no saben que antes del beso está la lengua y siempre, siempre, la palabra.
Un abrazo