Creo en tu lengua.
Creo en el surco instantáneo que recreas tembloroso.
Creo en cada sombra que se pierde en tu regazo.
Creo en la sima inalcanzable de tus manos.
Creo en la esquina
en el vértice
en la orilla.
Creo en las diminutas estatuillas que destruyes cuando me nombras.
Creo en tu risa
escasa inesperada incomprensible.
Creo en el rito olvidadizo de quererte.
Creo en el sueño,
en el arco insomnio de soñarte etéreo,
Creo en la estúpida creación que es abarcarte.
Creo en el hondo vacío de mi cáliz.
Creo en tu nombre,
en el escaso espacio entre tus dedos y mi gloria.
Creo en mi vientre,
en la mala costumbre de llamarte a gritos
en las sombras.
Creo en la pálida locura de perderte.
Creo en tu esperma fuente imprecisa
creo en la llama inaudita de una orquídea.
Creo en tu lengua.